Gay: Saliéndose y viniéndose e-bog
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Paulie se levantó los pantalones, furioso—. Me mentiste. Me dijiste que ellos sabían y que estaba bien con eso. Con nosotros. —Paulie, sé que estás enojado, pero… —¡Pero nada, huevón! Me mentiste. ¿Cómo puedes decir que me amas si me has mentido? —Por favor —susurré— no te vayas, todavía no. Vamos a hablar. Se quedó parado en la puerta pero dándome la...
E-bog
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Forlag
Michael van der Voort
Udgivet
1 februar 2017
Genrer
5SG
Sprog
Spanish; Castilian
Format
epub
Beskyttelse
LCP
ISBN
9781507159699
Paulie se levantó los pantalones, furioso—. Me mentiste. Me dijiste que ellos sabían y que estaba bien con eso. Con nosotros.
—Paulie, sé que estás enojado, pero…
—¡Pero nada, huevón! Me mentiste. ¿Cómo puedes decir que me amas si me has mentido?
—Por favor —susurré— no te vayas, todavía no. Vamos a hablar.
Se quedó parado en la puerta pero dándome la espalda—. ¿Quieres hablar? Bien, tengo una confesión que hacerte. No soy virgen, solo te dije eso porque quería meterme contigo. Nunca podría estar contigo. Ni siquiera tienes las bolas como para pararte frente a tus padres y decirles que a su bebito le gustan los chicos.
—Paulie, espera —tenía miedo de que saliera y se armara un escándalo con mis padres. Lo tomé del brazo—. Quédate o podemos ir a otro lado.
Pero él no me escuchaba. Se zafó de mí—. Jódete, Elliot. No vuelvas a llamarme.
Exhalé una bocanada de aliento. Ethan no tenía la más puta idea de lo que era drama.
—Paulie, sé que estás enojado, pero…
—¡Pero nada, huevón! Me mentiste. ¿Cómo puedes decir que me amas si me has mentido?
—Por favor —susurré— no te vayas, todavía no. Vamos a hablar.
Se quedó parado en la puerta pero dándome la espalda—. ¿Quieres hablar? Bien, tengo una confesión que hacerte. No soy virgen, solo te dije eso porque quería meterme contigo. Nunca podría estar contigo. Ni siquiera tienes las bolas como para pararte frente a tus padres y decirles que a su bebito le gustan los chicos.
—Paulie, espera —tenía miedo de que saliera y se armara un escándalo con mis padres. Lo tomé del brazo—. Quédate o podemos ir a otro lado.
Pero él no me escuchaba. Se zafó de mí—. Jódete, Elliot. No vuelvas a llamarme.
Exhalé una bocanada de aliento. Ethan no tenía la más puta idea de lo que era drama.