El cuaderno de Maya e-bog
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Un pasado persiguiéndola. Un futuro aún por construir. Y un cuaderno para escribir toda una vida. “Soy Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera, sin un enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente refugiada en una isla al sur del mundo. Me pusieron Maya porque a mi ...
E-bog
108,68 DKK
Forlag
Vintage Espanol
Udgivet
21 november 2012
Genrer
FA
Sprog
Spanish; Castilian
Format
epub
Beskyttelse
LCP
ISBN
9780307832672
Un pasado persiguiéndola. Un futuro aún por construir. Y un cuaderno para escribir toda una vida.
“Soy Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera, sin un enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente refugiada en una isla al sur del mundo. Me pusieron Maya porque a mi Nini le atrae la India y a mis padres no se les ocurrió otro nombre, aunque tuvieron nueve meses para pensarlo. En hindi, maya significa ‘hechizo, ilusión, sueño’. Nada que ver con mi carácter. Atila me calzaría mejor, porque donde pongo el pie no sale más pasto”.
“Esta Maya me ha hecho sufrir más que ningún otro de mis personajes. En algunas escenas le habría dado unas cachetadas para hacerla entrar en razón, y en otras la habría envuelto en un apretado abrazo para protegerla del mundo y de su propio corazón atolondrado”. —Isabel Allende
“Soy Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera, sin un enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente refugiada en una isla al sur del mundo. Me pusieron Maya porque a mi Nini le atrae la India y a mis padres no se les ocurrió otro nombre, aunque tuvieron nueve meses para pensarlo. En hindi, maya significa ‘hechizo, ilusión, sueño’. Nada que ver con mi carácter. Atila me calzaría mejor, porque donde pongo el pie no sale más pasto”.
“Esta Maya me ha hecho sufrir más que ningún otro de mis personajes. En algunas escenas le habría dado unas cachetadas para hacerla entrar en razón, y en otras la habría envuelto en un apretado abrazo para protegerla del mundo y de su propio corazón atolondrado”. —Isabel Allende