Dos hermanas, dos caminos e-bog
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Nuestra mansión estaba rodeada de altas vallas de metal. Había cámaras de seguridad dentro y fuera de la extensa propiedad. La entrada y la mansión estaban vigiladas por cuatro ex militares recomendados por un amigo de mi padre. Unos minutos después de que marcharan mis padres, nuestra niñera nos llevó a mi hermana y a mí fuera de la mansión para que nos diera el aire y jugar en una caja de are...
E-bog
33,23 DKK
Forlag
Domus Supernaturalis
Udgivet
18 maj 2015
Genrer
Contemporary lifestyle fiction
Sprog
Spanish; Castilian
Format
epub
Beskyttelse
LCP
ISBN
9781507103906
Nuestra mansión estaba rodeada de altas vallas de metal. Había cámaras de seguridad dentro y fuera de la extensa propiedad. La entrada y la mansión estaban vigiladas por cuatro ex militares recomendados por un amigo de mi padre. Unos minutos después de que marcharan mis padres, nuestra niñera nos llevó a mi hermana y a mí fuera de la mansión para que nos diera el aire y jugar en una caja de arena determinada.
Nuestra niñera vio a los cuatro guardias de seguridad caminando hacia ella y pensó que era un poco inusual. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca uno de ellos la apuntó con su pistola mientras otro le tapaba la boca con cinta aislante y le ataba de brazos y piernas con una cuerda. Los otros dos hombres nos sacaron a mi hermana y a mí de la caja de arena.
Nuestra niñera estaba intentando liberarse y uno de los hombres la golpeó en la cabeza con la culata de su pistola.
Esos hombres se habían aprovechado de la confianza de mi padre para secuestrarnos por dinero.
Al día siguiente, mientras los hombres se preparaban para intentar contactar con mi padre, se enteraron por la televisión de que el jet donde viajaban había topado con una tormenta de arena. No hubo supervivientes.
Sus planes se habían echado a perder por ese desafortunado accidente. Los muy cobardes se sumieron en un estado de pánico.
Al cabo de unas horas intentando encontrar una solución, decidieron vendernos a mi hermana y a mí a familias ricas sin hijos.
A mí me vendieron a una familia de Rusia. Audra fue a parar con una familia que, irónicamente, vivía a dos horas de nuestra mansión en Holmby Hills, California.
Debéis estar pensando: ¿Cómo puede saber todo esto que nos está contando? Audrey era demasiado pequeña para acordarse.
La siguiente historia narra unos hechos reales que os contarán cómo sé lo que nos pasó a Audra y a mí.
Solo tenéis que seguir leyendo.
Nuestra niñera vio a los cuatro guardias de seguridad caminando hacia ella y pensó que era un poco inusual. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca uno de ellos la apuntó con su pistola mientras otro le tapaba la boca con cinta aislante y le ataba de brazos y piernas con una cuerda. Los otros dos hombres nos sacaron a mi hermana y a mí de la caja de arena.
Nuestra niñera estaba intentando liberarse y uno de los hombres la golpeó en la cabeza con la culata de su pistola.
Esos hombres se habían aprovechado de la confianza de mi padre para secuestrarnos por dinero.
Al día siguiente, mientras los hombres se preparaban para intentar contactar con mi padre, se enteraron por la televisión de que el jet donde viajaban había topado con una tormenta de arena. No hubo supervivientes.
Sus planes se habían echado a perder por ese desafortunado accidente. Los muy cobardes se sumieron en un estado de pánico.
Al cabo de unas horas intentando encontrar una solución, decidieron vendernos a mi hermana y a mí a familias ricas sin hijos.
A mí me vendieron a una familia de Rusia. Audra fue a parar con una familia que, irónicamente, vivía a dos horas de nuestra mansión en Holmby Hills, California.
Debéis estar pensando: ¿Cómo puede saber todo esto que nos está contando? Audrey era demasiado pequeña para acordarse.
La siguiente historia narra unos hechos reales que os contarán cómo sé lo que nos pasó a Audra y a mí.
Solo tenéis que seguir leyendo.