El Fin De Mi Humanidad e-bog
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Mi nombre es Ruby Kennedy. Tenía diecisiete años cuando me mató un vampiro. Esta es mi historia:Vivía en Mammoth Lakes, California. Era diciembre y me sentía muy feliz por la llegada de la Navidad. Estaba de vacaciones escolares de invierno, así es que trataba de practicar snowboard el tiempo que podía junto con mis amigos Alain y Laura.Me puse las botas junto con el abrigo de invierno, un gorr...
E-bog
57,30 DKK
Forlag
Domus Supernaturalis
Udgivet
11 maj 2015
Genrer
Contemporary lifestyle fiction
Sprog
Spanish; Castilian
Format
epub
Beskyttelse
LCP
ISBN
9781633390546
Mi nombre es Ruby Kennedy. Tenía diecisiete años cuando me mató un vampiro. Esta es mi historia:
Vivía en Mammoth Lakes, California. Era diciembre y me sentía muy feliz por la llegada de la Navidad. Estaba de vacaciones escolares de invierno, así es que trataba de practicar snowboard el tiempo que podía junto con mis amigos Alain y Laura.
Me puse las botas junto con el abrigo de invierno, un gorro, orejeras y guantes. Mi tabla de snowboard estaba fuera de la casa. —¿Eres tú, Alain? —pregunté, cuando me di cuenta de que alguien se acercaba a mí.
No era Alain. —Hola. Parece que necesitas que te ayuden a llevar algunas cosas —dijo el extraño con una sonrisa. Nunca había visto a aquel muchacho. Se veía como de mi edad, de unos 1,80 m. de estatura, contextura delgada, cabello rubio platinado corto y ojos negros. Vestía una camiseta marrón con la frase "La sangre llama" en color rojo. Era raro.
Un momento. Había algo incluso más raro que eso: el muchacho no vestía una sola prenda de invierno; ni chaqueta, ni bufanda, ni guantes, ni gorro, ni botas.
—Mi nombre es Lucas —dijo. Su voz grave me hizo sentir incómoda. —Te vi en apuros y decidí venir a ayudarte, si te parece bien.
—¿Por qué no llevas puesta ropa de abrigo? —pregunté mirando fijamente su atuendo.
—Porque no tengo frío —respondió caminando detrás de mí.
Se acercó a mí y comenzó a quitarme la chaqueta. Dejé caer mi tabla de snowboard y el vestido por instinto, y corrí lo más rápido que pude, pero sentí que las botas me pesaban demasiado.
—¡Está bien que corras; tu sangre estará más caliente cuando la beba!
Vivía en Mammoth Lakes, California. Era diciembre y me sentía muy feliz por la llegada de la Navidad. Estaba de vacaciones escolares de invierno, así es que trataba de practicar snowboard el tiempo que podía junto con mis amigos Alain y Laura.
Me puse las botas junto con el abrigo de invierno, un gorro, orejeras y guantes. Mi tabla de snowboard estaba fuera de la casa. —¿Eres tú, Alain? —pregunté, cuando me di cuenta de que alguien se acercaba a mí.
No era Alain. —Hola. Parece que necesitas que te ayuden a llevar algunas cosas —dijo el extraño con una sonrisa. Nunca había visto a aquel muchacho. Se veía como de mi edad, de unos 1,80 m. de estatura, contextura delgada, cabello rubio platinado corto y ojos negros. Vestía una camiseta marrón con la frase "La sangre llama" en color rojo. Era raro.
Un momento. Había algo incluso más raro que eso: el muchacho no vestía una sola prenda de invierno; ni chaqueta, ni bufanda, ni guantes, ni gorro, ni botas.
—Mi nombre es Lucas —dijo. Su voz grave me hizo sentir incómoda. —Te vi en apuros y decidí venir a ayudarte, si te parece bien.
—¿Por qué no llevas puesta ropa de abrigo? —pregunté mirando fijamente su atuendo.
—Porque no tengo frío —respondió caminando detrás de mí.
Se acercó a mí y comenzó a quitarme la chaqueta. Dejé caer mi tabla de snowboard y el vestido por instinto, y corrí lo más rápido que pude, pero sentí que las botas me pesaban demasiado.
—¡Está bien que corras; tu sangre estará más caliente cuando la beba!