MI... 101 Ideas esenciales que no obtuve en terapia e-bog
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Psicoterapeutas, psicólogos, psiquiatras. Cada profesión fue creada para dar apoyo y motivar a las personas a desarrollar una relación íntima con su psiquis, que es su alma, su espíritu, su esencia como ser humano, su consciencia, su yo interior.Es el terapeuta fuera de lo común quien ha ido tan profundo como fuera necesario para ayudar a sus clientes a llegar hasta allí, su propia psiquis. Lo ...
E-bog
74,45 DKK
Forlag
Babelcube Inc.
Udgivet
18 juni 2020
Genrer
HRA
Sprog
Spanish; Castilian
Format
epub
Beskyttelse
LCP
ISBN
9781507115442
Psicoterapeutas, psicólogos, psiquiatras. Cada profesión fue creada para dar apoyo y motivar a las personas a desarrollar una relación íntima con su psiquis, que es su alma, su espíritu, su esencia como ser humano, su consciencia, su yo interior.
Es el terapeuta fuera de lo común quien ha ido tan profundo como fuera necesario para ayudar a sus clientes a llegar hasta allí, su propia psiquis. Lo sé. Me formé como terapeuta y me doctoré en Psicología Transpersonal. No es de ELLOS de quien hablo. En parte, yo soy uno de ellos, y también soy algo más. Ese algo más me ha permitido cruzar un umbral hacia la realidad humana que no se reveló como tal durante mi formación como terapeuta.
Recién en mi primer empleo real como terapeuta clínica, donde trabajaba con gente en recuperación, me crucé con lo que yo considero un ingrediente esencial del crecimiento y desarrollo humanos: la espiritualidad.
Ahora, como entrenadora de vida transformacional, mi trabajo difiere del que hacía como terapeuta. Entonces, tomaba de la mano a mis clientes y me movía lentamente por un gradiente que consideraba realista. Ese es un componente importante del crecimiento personal, el ritmo al cual cada individuo avanza valientemente por su camino, con confianza en sí mismo y plena responsabilidad por el camino elegido.
Durante una sesión de terapia, los elementos de la espiritualidad son prácticamente ignorados. Tratamos las emociones, pensamientos y sensaciones de nuestro cuerpo, pero no nos damos cuenta del indispensable aspecto espiritual de la experiencia humana, sin el cual no podríamos existir.
Este dilema humano en el que nos encontramos es provocado por experiencias que están más allá del conocimiento cognitivo. Es probable que cada uno de nosotros experimente a lo largo de su vida situaciones tremendas, numinosas, transformadoras y espirituales, y que no sepa cómo llamarlas, o peor aún, qué hacer con ellas. Muy a menudo
Es el terapeuta fuera de lo común quien ha ido tan profundo como fuera necesario para ayudar a sus clientes a llegar hasta allí, su propia psiquis. Lo sé. Me formé como terapeuta y me doctoré en Psicología Transpersonal. No es de ELLOS de quien hablo. En parte, yo soy uno de ellos, y también soy algo más. Ese algo más me ha permitido cruzar un umbral hacia la realidad humana que no se reveló como tal durante mi formación como terapeuta.
Recién en mi primer empleo real como terapeuta clínica, donde trabajaba con gente en recuperación, me crucé con lo que yo considero un ingrediente esencial del crecimiento y desarrollo humanos: la espiritualidad.
Ahora, como entrenadora de vida transformacional, mi trabajo difiere del que hacía como terapeuta. Entonces, tomaba de la mano a mis clientes y me movía lentamente por un gradiente que consideraba realista. Ese es un componente importante del crecimiento personal, el ritmo al cual cada individuo avanza valientemente por su camino, con confianza en sí mismo y plena responsabilidad por el camino elegido.
Durante una sesión de terapia, los elementos de la espiritualidad son prácticamente ignorados. Tratamos las emociones, pensamientos y sensaciones de nuestro cuerpo, pero no nos damos cuenta del indispensable aspecto espiritual de la experiencia humana, sin el cual no podríamos existir.
Este dilema humano en el que nos encontramos es provocado por experiencias que están más allá del conocimiento cognitivo. Es probable que cada uno de nosotros experimente a lo largo de su vida situaciones tremendas, numinosas, transformadoras y espirituales, y que no sepa cómo llamarlas, o peor aún, qué hacer con ellas. Muy a menudo