Si tan solo mi madre me hubiera dicho... e-bog
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Espero que este librito les recuerde muchas de las perlitas de sabiduría que pueden haber oído durante sus vidas, dichas por padres, abuelos, maestras, hermanos, o las que descubrieron por su cuenta. Nadie elige tener hijos para estropearlos, hacer miserables sus vidas y arruinarles toda posibilidad de ser felices. Y tampoco les deseamos lo peor de lo peor a nuestros hijos, como si fuera alguna...
E-bog
90,41 DKK
Forlag
Dr. Rosie Kuhn
Udgivet
12 oktober 2015
Genrer
Relationships and families: advice and issues
Sprog
Spanish; Castilian
Format
epub
Beskyttelse
LCP
ISBN
9781507122310
Espero que este librito les recuerde muchas de las perlitas de sabiduría que pueden haber oído durante sus vidas, dichas por padres, abuelos, maestras, hermanos, o las que descubrieron por su cuenta.
Nadie elige tener hijos para estropearlos, hacer miserables sus vidas y arruinarles toda posibilidad de ser felices. Y tampoco les deseamos lo peor de lo peor a nuestros hijos, como si fuera alguna maldición que echamos a un caldero. Simplemente no es así.
Lo cierto es que la mayoría de nosotros fuimos creados por nuestros padres, en nombre del amor. Ellos tenían la esperanza de que tengamos vidas mejores que las que ellos tuvieron: nosotros fuimos sus “pedacitos de alegría”. También es cierto, sin embargo, que lo mejor que cada padre puede aportar a su rol de padre rara vez coincide con las demandas de cada niño. La vida es muy amplia. La complejidad de cada vida humana es inabarcable. ¿Cómo hacemos para saber qué quieren o qué necesitan realmente nuestros hijos?
Nadie elige tener hijos para estropearlos, hacer miserables sus vidas y arruinarles toda posibilidad de ser felices. Y tampoco les deseamos lo peor de lo peor a nuestros hijos, como si fuera alguna maldición que echamos a un caldero. Simplemente no es así.
Lo cierto es que la mayoría de nosotros fuimos creados por nuestros padres, en nombre del amor. Ellos tenían la esperanza de que tengamos vidas mejores que las que ellos tuvieron: nosotros fuimos sus “pedacitos de alegría”. También es cierto, sin embargo, que lo mejor que cada padre puede aportar a su rol de padre rara vez coincide con las demandas de cada niño. La vida es muy amplia. La complejidad de cada vida humana es inabarcable. ¿Cómo hacemos para saber qué quieren o qué necesitan realmente nuestros hijos?